ARTICULO EDUCATIVO LENGUAS EXTRANJERAS
¿Qué entiende usted por bilingüismo?
Existe una vasta variedad de fuentes
en donde los educadores de lenguas pueden encontrar definiciones, estrategias
de medición, tipologías, modelos de educación, modelos de desarrollo,
relaciones de causas y efectos, etc. Esta literatura surge de variados campos
como la lingüística, la psicolingüística, la sociolingüística y la pedagogía,
entre otras. Además existen varias tendencias ideológicas que influencian las
distintas ópticas desde donde se mire, planee o construya. Esto nos lleva a
pensar que el bilingüismo como un concepto y como una práctica es bastante
complejo (Bialystock, 2001; Grosjean, 1982 ; Hakuta, 1986).
Sería pretencioso abarcar todas las definiciones en una nota corta como esta;
sin embargo, podríamos discutir por lo menos algunas que reflejen ciertas
tendencias.
Guerrero (2008) presenta tres
dimensiones controversiales relacionadas con la percepción de una persona
bilingüe, la de Bloomfield (1933), la de Grosjean (1982) y la de Macnamara
(1967). Según Guerrero, una visión limitada como la de Bloomfield implicaría
que un individuo debe ser capaz de lograr en dos idiomas la misma suficiencia y
alcanzar las mismas funciones que un monolingüe alcanzaría. Por otro lado,
Guerrero, basada en Macnamara, propone un concepto alternativo acerca de una
persona bilingüe como alguien que no necesariamente tiene que dominar dos
idiomas por igual; una persona puede, por ejemplo, mostrar habilidad en el
sistema sintáctico de dos códigos de manera balanceada y aun tener distintas
habilidades en la comprensión de una segunda lengua. Según esta concepción,
bilingüe es una persona que posee por lo menos una habilidad lingüística, aun
en un mínimo grado en su segundo idioma. Cabe preguntarse aquí lo que
"mínimo"puede significar para distintas personas en distintos
contextos. Para Grosjean una persona bilingüe es aquella que usa dos o más
idiomas o dialectos en su vida diaria. Guerreo explica que esta definición
abarca desde el trabajador inmigrante que interactúa en un segundo idioma con
dificultad hasta el intérprete que muestra fluidez en dos idiomas. En medio de
estos dos extremos esta el cónyuge que usa su idioma nativo en algunos
contextos o el científico que lee y escribe artículos en un segundo idioma pero
no lo habla. Estas personas bilingües comparten un rasgo, que todos ellos usan
dos o más idiomas para conducir sus vidas.
Estas tres definiciones, aunque hay
muchas más, nos enseñan una lección, el bilingüismo no puede verse como un
sólido paquete de distribución uniforme que no considera las necesidades de los
hablantes, los recursos, los aspectos sociales, culturales, políticos y
económicos de una población en contextos específicos.
¿Cómo conciben el bilingüismo las
entidades oficiales en Colombia?
En documentos oficiales del Ministerio de Educación Nacional de Colombia (MEN)
no se encuentra una definición de bilingüismo que sea resultado de una cultura
académica colombiana. Sin embargo, escudriñando en textos oficiales uno puede
inferir la concepción de bilingüismo de entidades como el MEN. El Artículo 21
de la Ley General de Educación (N° 115 de 1994) establece que un idioma
extranjero debe enseñarse desde niveles básicos de la educación formal. ¿Qué es
idioma extranjero para el MEN? En la página oficial - Colombia Aprende"(http://www.colombiaaprende.edu.co/html/productos/1685/article-158720.html), el MEN presenta el Plan
Nacional de Bilingüismo. Este plan es una acción para regular la enseñanza y
aprendizaje de idiomas extranjeros en Colombia. Si miramos esta página en
detalle, podremos inferir una concepción de
bilingüismo interesante:[A.H.Q.P.1]
El bilingüismo en el Plan Nacional de
Bilingüismo es concebido como la promoción un idioma extranjero, el inglés.
Lengua inglesa, inglés y lengua extranjera en esta página aparecen como
sinónimos. Sin embargo, no se mencionan otros idiomas extranjeros. Sabemos que
en Colombia se enseñan y se aprenden otros idiomas extranjeros distintos al
inglés tales como francés, alemán, italiano, chino, o hebreo (De Mejía, 2006).
Es entonces el idioma inglés el ideal de un idioma extranjero para el MEN.
El MEN presenta además el inglés como un medio para acercarse
a un mundo competitivo y globalizado. En relación con esto, un instrumento de
control de la calidad de la enseñanza del inglés en Colombia: los
"Estándares de Competencia en Lengua Extranjera: Inglés" aparece como
una panacea. Miremos por ahora solo la cubierta de este documento oficial:
Al presentar "inglés"
después de los dos puntos, la idea que los autores desean institucionalizar es
que la lengua extranjera que los colombianos deben enseñar, aprender y por lo
tanto usar es la lengua inglesa. Es lógico pensar esto ya que no existen otros
documentos oficiales similares para otros idiomas extranjeros tales como
francés, alemán, italiano, chino, o hebreo, los cuales como ya se dijo son
idiomas enseñados en Colombia. Adicionalmente, al decir "lenguas
extranjeras" se excluyen segundas lenguas, las cuales en Colombia
equivalen a más de sesenta lenguas aborígenes aun vivas. A pesar del hecho que
en 1991 en la Nueva Constitución Colombiana, las comunidades indígenas y los
grupos minoritarios fueron reconocidos como ciudadanos colombianos legítimos y
sus lenguas como oficiales en territorios indígenas, no se estimula a hablantes
nativos de español para que aprendan lenguas indígenas. Una pregunta adicional
se relaciona con el papel que el español juega en el sistema educativo de
Colombia.
En la Constitución Nacional de 1991, Artículo 10, el español se presenta como
el idioma oficial en toda la soberanía colombiana mientras que las lenguas
locales y étnicas son oficiales en sus propios territorios. Para el MEN el
inglés, es decir para ellos bilingüismo, representa un capital y como tal para
ellos es digno de inversión, promoción e incentivos; contrario a lo que sucede
con las lenguas indígenas colombianas (Velez-Rendon, 2003). Esto ha hecho que
la mayoría de la población colombiana crea acríticamente que lo que ordena la
Ley 115 en su artículo 21 sea automáticamente el idioma inglés, no otro idioma
extranjero. Por consiguiente uno puede inferir que para el MEN bilingüismo
significa simplemente hablar inglés.
Si continuamos mirando ya dentro del
documento "Estándares de Competencia en Lengua Extranjera: Inglés",
el concepto de bilingüismo como el equivalente a hablar inglés y no otro idioma
se refuerza en apartes como "Ser bilingüe es esencial en el mundo globalizado"
("Estándares" p. 5). Al remplazar la frase "ser bilingüe"
por "hablar inglés" junto con "mundo globalizado" se
pretende hacer pensar que bilingüismo y globalización son equivalentes y que
ser hablante de inglés implica beneficios relacionados con la globalización
como comunicación, poder económico, capitalismo, compañías multinacionales,
inversionistas extranjeros, mejores empleos, mejores condiciones de vida, entre
otras cosas (Guerrero, 2008)
¿Qué alternativas tienen los docentes
para la educación bilingüe en Colombia?
La pregunta resulta inspiradora porque se relaciona con el tema de toma de
decisiones de las personas que intervienen en la planeación y ejecución de
prácticas educativas. Lo controversial de la pregunta es la idea de una
jerarquía en la interrelación entre los actores y actividades del ámbito
educacional. Las intenciones del Gobierno colombiano de implementar decisiones
en el ámbito educativo, mirando a los hechos, son orientadas política y
económicamente. Están relacionadas con los conceptos de productividad y
competitividad. Carecen de un marco sociolingüístico.
No hay condiciones de igualdad para el desarrollo de una lengua materna. Las
instituciones toman como referencia marcos estipulados en países extranjeros
para necesidades propias de esos países. Las voces de los maestros no han sido
consideradas en esas intenciones. Las universidades son convocadas no para
participar sino para ser informadas de las decisiones previamente tomadas, la
falta de discusión académica genera el retiro de representantes críticos de
programas académicos, el papel de formadoras de las universidades no ha sido
tenido en cuenta totalmente, el componente de desarrollo profesional se limita
a un entrenamiento que carece de una dimensión reflexiva, esas intenciones se
traducen en implementaciones temporales y locales que terminan expandiéndose y
convirtiéndose en normas de obligatorio cumplimento, la actitud de los
representantes del Gobierno es directiva e instructiva en lugar de
participativa.
Estas son solo unas cuantas características de la situación de educación de
lenguas en Colombia. Frente a esto, una actitud crítica es tremendamente
necesaria. Es perentorio asignar a las instituciones educativas colombianas y a
sus actores el papel central de generadoras de conocimiento. Conocimiento que
toma la forma de publicaciones, las cuales sirven de medio de difusión y
referencia para actividades pedagógicas, investigativas e innovadoras de grupos
de estudio o de investigación que cuentan con reconocimiento local, nacional e
internacional.
El discurso estatal presenta unas
ideologías dominantes como algo que tiene que ver con lo que van Dijk (2005)
llama una función persuasiva del discurso de aquellos en el poder que quieren
cambiar las mentes de los receptores de una manera que sea consistente con sus
creencias, intenciones y propósitos. Esto es, decirles al común de la gente, es
decir los dominados, lo que ellos quisieran oír.
La toma de decisiones en general se
conecta con la idea de una jerarquía en las operaciones de la enseñanza de
lenguas. Corder (1987) indica que las decisiones se toman en tres niveles. Los
actores y las actividades en cada nivel pueden ser interpretadas, teniendo en
cuenta el caso colombiano, así: en Colombia, los actores en el nivel político,
nivel uno, son representantes del Gobierno Nacional y del MEN, de ellos se
espera que sean educadores o que por lo menos hayan tenido un mínimo de
experiencia en enseñanza e investigación educativa. Ellos ordenan qué idioma
enseñar y a quiénes enseñar ese idioma. Las decisiones a este nivel son
generalmente influenciadas por factores y agentes externos asociados con
acuerdos o imposiciones económicas. Además, las decisiones a este nivel son
usualmente soportadas con estadísticas que concuerdan con los términos de
agentes externos y desvían la atención de aquellos en niveles inferiores. Las
voces de aquellos involucrados en las prácticas educativas en el territorio
colombiano no necesariamente constituyen influencia alguna para estas
decisiones. Uno podría pensar que la lingüística no tiene nada con qué
contribuir en este nivel. Esto es cierto para el caso colombiano. Especialmente
si uno mira que la relevancia que tiene llevar a cabo estudios
sociolingüísticos como fundamentación para elaborar políticas que determinen
qué idioma enseñar en el sistema educativo y el papel de distintas lenguas en
la vida política, académica, comercial de la comunidad y sus contactos con el
mundo exterior es pasada por alto. Esta es una área de estudios llamada
planeación lingüística (Ruiz,1984) que parece ser de muy poca relevancia en el
nivel político colombiano.
En el nivel lingüístico y
sociolingüístico, nivel dos, los actores, según Corder, son expertos en
lingüística aplicada. Sin embargo, lingüistas aplicados en el área de
planeación lingüística en Colombia son casi inexistentes. Tradicionalmente, el
conocimiento resultante de estudios hechos por famosos lingüistas ha venido del
exterior para el consumo y replicación de los maestros de Colombia. Esto ha
marcado una tendencia a dar por hecho modelos de enseñanza extranjeros. Esto
además ha sido usado como una manera de validar las decisiones tomadas en el
nivel superior.
En un nivel inferior, nivel tres y último, hay formas de mostrar que existen
maestros quienes han empezado a ir más allá de lo meramente instruccional. La
investigación educativa entonces se convierte en una actividad obligatoria en
este nivel en el territorio colombiano. Los maestros han empezado a ver la
educación de lenguas no como un fin basado en el desarrollo de habilidades sino
como un medio para darle sentido a fenómenos de la vida cotidiana. Esos
maestros, o mejor maestros investigadores, son los que dan cuenta de sus
prácticas desde adentro de las mismas prácticas.
El surgimiento afortunado de agendas de investigación propuestas por maestros
colombianos como una alternativa válida y transformadora constituye un énfasis
inicial que evoluciona desde lo instrumental hacia lo crítico en trabajos
académicos que exploran temas culturales, sociales, políticos en contextos
educativos a través de intervenciones pedagógicas. Esta sensibilidad hacia la
vida cultural, social, política de comunidades educativas en Colombia es
también valorada en publicaciones preparadas por docentes investigadores colombianos
para educadores colombianos.